Llucena
Situada sobre la cima de una alargada elevación montañosa rodeada en sus tres cuartas partes por profundos cursos de agua, Llucena fue, durante el periodo islámico, un castillo fortificado. Un castillo que, junto al de l’Alcalatén, da nombre a la comarca, ya que Alcalatén, en árabe, significa. “los dos castillos”. Ese elevado emplazamiento defensivo proporciona unas espectaculares vistas tanto del pueblo como desde él.
Conquistada por las huestes de Jaume I en 1233, Llucena pasó a formar parte de la Tinença de l’Alcalatén, el señorío de la familia Urrea, que lo poseyó hasta la supresión del feudalismo en el siglo XIX. Un siglo en el que la inestabilidad política y militar acompañante a la revolución liberal provocó una constante violencia expresada especialmente en las guerras carlistas durante las que se fortificó el pueblo.
Mercado tradicional de las poblaciones vecinas, cabeza de partido judicial desde la primera mitad de aquel siglo y celebrado núcleo de veraneo desde finales del mismo, Llucena se convirtió en una importante población que, en 1910, llegó a contar con 4.446 habitantes repartidos entre el núcleo urbano y sus más de doscientas masías donde vivía más del 60 % de la población, dedicada a la agricultura de subsistencia.
El cambio económico y social de la década de 1960, con la industrialización y el éxodo rural, supuso el final de aquella época con la despoblación y abandono de la agricultura y las masías, configurándose el pueblo actual, de 1.300 habitantes centrados en la actividad industrial y de servicios, entre ellos, el sector turístico.
Monumentos de Lucena del Cid
Lucena tiene una gran riqueza cultural que se muestra en sus monumentos y en el precioso paisaje natural que la rodea. Conserva ruinas y restos desde la época del bronce y de cultura íbera, aunque se cree que su fundación fue romana. Tras el periodo de dominio musulmán, fue reconquistada por Jaime I, ganándose en el siglo XIX el título de Heroica Villa, por su valor frente a los ataques carlistas.
Plaza Mayor
En la Plaza Mayor de Lucena del Cid, que ha pervivido desde la Edad Media y continúa siendo el centro comercial y social del pueblo, destacan los soportales de arco gótico, que protegen de las inclemencias del tiempo, y los monumentos que la rodean como la iglesia arciprestal.
Iglesia arciprestal de Nuestra Señora
La Iglesia Arciprestal de Nuestra Señora de la Ascensión. Fue edificada entre 1715 y 1739 en estilo barroco. Tiene una gran fachada rematada en un frontón curvilíneo barroco, el acceso al interior se realiza a través de tres puertas cada una de las cuales conduce a una nave, debido al desnivel del terreno. Cada puerta está coronada por una hornacina con un santo, la central guarda la imagen de Ntra. Sra. De la Ascensión y las laterales las imágenes de los santos patronos de la villa, San Miguel y San Hermolao. La nave central tiene dos filas de columnas de orden corintio unidas ente ellas por arcos sajones. Las naves laterales, de menor altura contienen ocho capillas. Aparte de la hermosa fachada destaca el retablo y la cripta, donde se ubica el Museo parroquial con valiosas piezas de arte sacro, orfebrería, y pinturas de diferentes épocas (como un interesante retablo del SXV atribuido al Maestro del Milagro de Colonia). El museo sólo se abre al público los domingos y festivos de 12 a 13:30.
Muralla
Cerca de esta iglesia y de la plaza mayor se encuentra parte de la muralla de la Guerra Carlista, su base es de origen musulmán, aunque ha ido remodelándose a lo largo del tiempo. También en esta plaza se encuentra el Ayuntamiento. Junto a él encontramos el "Portalet" puerta pasadizo sobre la que se colocó una placa de cerámica que conmemora la visita de San Vicente Ferrer a la localidad.
Desde aquí, si continuamos por la calle Médico Nebot nos encontramos con un mirador, llamado Terraza "Polos", con impresionantes vistas del Río Llucena, y de la Badina.
Castillo
Coronando la villa se encuentra su castillo. El Castillo-palacio de los Ximénez de Urrea, tiene origen árabe pero se modificó para destinarlo a vivienda, primero fue el Palacio de los Urrea y después, de los Híjar. En las guerras carlistas fue parcialmente destruido y se le hicieron reformas en 1876 para convertirlo en prisión. En la actualidad se encuentra ubicado en sus instalaciones el Museo Etnológico.
Ermitas
Ya fuera del casco antiguo nos encontramos con varias ermitas interesantes y torres de vigilancia defensiva.
La Ermita de San Antonio, está ubicada en una roca sobre un barranco. Fue levantada en 1785 sobre otra anterior, del siglo XIII, tiene forma poligonal con atrio de arcos de medio punto rebajados y se corona por una graciosa cúpula de tejas vidriadas azul cobalto. Recientemente se ha mejorado su entorno y se ha transformado el cercano edificio de un antiguo Hospital de sangre en un albergue.
Ermita-castillo de Sant Miquel de les Torrecelles
Este edificio es de origen árabe, pero los cristianos lo utilizaron para fines defensivos, en la actualidad el antiguo castillo y la ermita aparecen juntos, conformando una unidad.
Ermita de San Vicente
Es de principios del siglo XVIII (1715). Tiene un interior sencillo en el que destacan los arcos de piedra, así como las nervaduras y hornacinas características del estilo gótico. En sus alrededores se una de las fuentes características de la villa: la Fuente de San Vicente.
Otros monumentos de Lucena del Cid
Entre las torres de carácter defensivo que aún permanecen en pie en Lucena del Cid, La Torre de L'Oró , de origen musulmán, es conocida como el Fuerte, ya que la usaron y reformaron los carlistas. Actualmente sólo alcanza unos 15 m. pero originalmente su altura fue tres veces mayor. La Torre de Foios, es Monumento Nacional desde 1931. Se trata de una torre ibera, de los siglos VII a III a. C., constituyendo un elementos de arquitectura militar ibera que se ha preservado hasta hoy. Al contrario que la anterior, se encuentra en buen estado de conservación.
Un singular edificio de carácter civil merece también nuestra atención: el Granero del Pòsit. (del Pósito). No se sabe con seguridad su fecha de construcción pero podría ser alrededor del siglo XVIII. Se supone que de la primigenia ubicación del depósito de grano en la plaza mayor se trasladó a este edificio. En algún momento posterior parece que se transformó en Hospital, hasta que éste se trasladó, en época carlista, al edificio junto a la ermita de San Antonio. Se sitúa cerca de les Eres -la supuesta Era de la Villa antigua.